lunes, 24 de noviembre de 2014

"Besaré tu cadáver" y "Han matado a una rubia": Terenci Moix



La Guerra Civil y el consecuente exilio dejó a España sin intelectuales, perdió a más de la mitad de sus maestros y profesores y sus funciones fueron asumidas por personas sin preparación. Nuestro país se convirtió en un auténtico páramo cultural. Durante la década de los 50s fueron surgiendo algunos focos: uno en Madrid, en torno Dionisio Ridruejo y la revista "Escorial", de carácter falangista, con personajes como Pedro Laín Entralgo, Antonio Tovar, José Luis Arangurem y Gonzadlo Torrente Ballester entre otros. El otro en Barcelona, conocido como la Generación del 50, con escritores como Juan Marsé, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Manuel Vázquez Montalvan, Ana María Mois, Terenci Moix, Juan Goytisolo (y sus hermanos), Eduardo Mendoza, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute y muchos más... muy influidos por la literatura europea, que les da un enfoque de realismo social.



Pero estos "brotes verdes" culturales no alcanzaban a la generalidad de la población, su labor se daba dentro de las clases medias altas, educadas en colegios religiosos e hijos de empresarios y profesionales ganadores de la contienda. El mundo de la lectura, para la minoría que leía libros, eran pequeñas novelas de género (oeste, policíaca, aventuras, rosa) que se vendían en los kioscos y por un módico precio te las cambiaban por otra usada. Esta situación llevó a algunos de los escritores a elaborar algunas de estas pequeñas obras para ganarse algo de dinero.



Este es el caso de estas dos novelas cortas: Ramón Moix (Terenci Moix) trabajaba en la editorial Mateu, una de las que se dedicaba a este tipo de literatura, y, enterados de que escribía, le animaron a preparar un par de ellas. Aceptado el reto, poco después, las publicó bajo el seudónimo de Ray Sorel.

Las normas de la censura eran muy estrictas y no se podía introducir comportamientos duros de la policía ni corrupción por parte de las autoridades, un escoyo que salva con habilidad al desarrollar la historia prescindiendo de ello, centrándose en la aventura de un sospechoso para demostrar su inocencia. Pese a la velocidad de escritura y los muchos problemas a tener en cuenta confecciona dos novelas de género bastante amenas.



Para mi gusto, la primera, Besaré tu cadáver, tiene un argumento más sólido, más ameno, con su sucesión de puntos álgidos para llegar a un fin que nos sorprende. La segunda es más lineal y el final es un tanto forzado.



En resumen, dos novelitas policíacas entretenidas de leer, idóneas para reposar debajo de una sombrilla en la playa, sin pretensiones pero bien escritas.


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