miércoles, 15 de agosto de 2012

Mi novela

Pues sí, aunque no tenga título, voy a escribir una novela, bueno, mejor dicho, estoy escribiendola. Os pongo, como aperitivo, un trozo del borrador.





Ella muestra agrado por el alago, y su rostro muestra la felicidad que siente.
  • Bueno, vale ya, más vale dejarlo para más tarde, ¿no me querías invitar a una hamburguesa de rodaballo? 
  • Tienes razón, con el estómago lleno... Pidamos la comida.
Los dos se quedan callados y concentrados durante unos momentos

  • Creo que me la voy a pedir baja en calorías, además me gustaría probarla con textura de setas, ya sabes lo que me gusta la sensación de esa superficie tan lisa en la boca, edemas que tenga un poco de aguacate y aroma de azafrán.
  • Como no, siempre has sido muy exótica, poniéndole un tono tropical, además, se nota que te gusta experimentar, eso te da un no se qué especial...
Comenta dándole un tono pícaro.

  • Ah, si, ¿y a ti te gusta?
Contesta con tono provocativo, mostrando agrado por la insinuación.

  • Por supuesto, y tu lo sabes muy bien, creo que lo he demostrado...
Contesta aceptando el reto.

  • Yo soy más clásico, me gusta su textura, por tanto no se la voy a cambiar, y prefiero la nata y el toque de la pimienta.
Prosigue, centrándose en la comida.

  • Yo para beber voy a pedir un blanco gallego, me gusta su acidez, además, voy a pedir que me pongan 12 o 13 grados de alcohol, ya sabes que yo defiendo siempre que no hay como un poco de alcohol para disfrutar de los aromas, al evaporarse, te llegan mucho mejor a la nariz.
Venus, siguiendo con el coqueteo y el tono insinuante.

  • Pues, por una una vez, te voy a hacer caso, me pido lo mismo, espero que no me emborrache, no sé si fiarme de ti...
  • Pues ya está, pedido hecho, no tardara, son muy rápidos y, además, con motivo de su segundo centenario hace unos precios muy asequibles.
Se hizo un pequeño silencio. Arturo lo rompio sacando otro tema.

  • Llega el verano, ¿tienes planes hechos?, tu como eres tan exótica, seguro que pensaras irte a la playa.
  • Ya sabes que lo de la playa es tradición familiar, en mi familia, desde lo menos mi bisabuelo, el verano se pasa en la playa, allí tenemos un caserón viejo y nos reunimos con mis tíos, a mi me gusta, me da ocasión de nadar y bucear.
  • No, ya digo yo que eres de lo más exótica, hasta sabes nadar.
  • Eso no es tan raro, junto al mar todos saben nadar, te he dicho muchas veces que por qué no íbamos unos días a la playa, te enseñaba a nadar, ya verías lo bien que nos lo pasaríamos.
  • Yo soy de secano, ya sabes que me he pasado la vida aquí, lejos del mar, no he tenido ocasiones de aprender a nadar, en casa no tenemos dinero para ir a la piscina, ya sabes lo escasa que está el agua, el usarla para algo tan superfluo es prohibitivo y, además, me parece vergonzoso esa forma de desperdiciarla.
En ese momento llegaron sus platos e interrumpieron la conversación. Cada uno cogió un trozo de hamburguesa y se lo llevo a la boca. Venus dijo, simulando que tenía aun la boca llena:

  • Ummm, verdaderamente está exquisito, es un autentico placer, que aroma, que sabores más complejos, que sutiles, merece la pena acudir a un sitio selecto de vez en cuando.
  • Ya te lo decía yo.
Se hizo un nuevo silencio mientras comían. 

  • Volviendo al tema – intervino Venus – deberías venir unos días, seguro que te gustaría nadar.
  • Pues yo no lo tengo nada claro, el no pisar tierra, ha de ser una sensación rara.
  • Nada de eso, es como si no pesaras, sientes tu cuerpo desnudo acariciado por el agua, es como una mano, sumamente suave, que se desliza lentamente por toda la piel, sientes una temperatura constante, no sudas hagas lo que hagas, te mueves con absoluta libertad, puedes adoptar cualquier postura, es como si no hubiera ni arriba, ni abajo, la luz es tenue, de un azul turquesa precioso, con los corales y los peces estás rodeada de color.

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